Plaza San Martin, en Córdoba


Una persona común camina por las calles. Nadie sabe quién es. Nadie presta atención. Sin embargo, hay secretos que son importantes, y no se guardan, se liberan, se dicen, se multiplican como una almohada de plumas rota arrojada al viento. El secreto es bueno de entrada, pero con el tiempo corroe, como el óxido al metal. No lo dejes pasar. No es bueno.
 

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